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¿Alguna vez te ha sorprendido un colibrí que revolotea más allá de tus hombros, fascinado por la forma en que te rodea sin esfuerzo? ¿Quizás pensaste que estaba tratando de decirte algo?

Esta pequeña curiosidad también fue notada por los mayas, pueblos indígenas con profundas raíces en Mesoamérica (una región que ahora es México y Centroamérica). En una antigua leyenda maya, se creía que la tarea de un colibrí era difundir buenos deseos y pensamientos entre los humanos y sus seres queridos fallecidos en el más allá, y cualquiera que se atreviera a capturar un colibrí por su hermoso plumaje e interferir en su misión divina sería castigado por los dioses.

Los colibríes no solo son admirados por su belleza, sino también por su velocidad, ligereza y feroz coraje cuando se enfrentan a un ave más grande, especialmente por su pequeño tamaño. Todas estas características del colibrí eran atributos que tanto los mexicanos antiguos como los modernos valoraban: autenticidad, valentía y fuerza, quizás una de las razones por las que Frida Kahlo eligió incluir un colibrí en uno de sus famosos autorretratos, Autorretrato con Collar de Espinas y Colibrí.

La familia de los colibríes es muy grande, con alrededor de 365 especies encontradas en las Américas, pero solo se pueden encontrar 15 especies que residen en los Estados Unidos. El colibrí cabeza roja es una especie que se encuentra comúnmente aquí en el desierto de Sonora y a lo largo de la costa del Pacífico como residente permanente.

El área de distribución del colibrí cabeza roja se ha expandido hasta la Columbia Británica en el norte y Arizona en el este, tal vez ayudado por las flores y los comederos en los jardines suburbanos. Se alimentan de néctar y ayudan a polinizar las flores, dándoles un papel muy importante en la salud de un ecosistema.

Así que, la próxima vez que veas un colibrí, respira y observa las formas en que puedes aprender de él, y lo que podría estar diciéndote.

Este blog de Ave del Mes está dedicado a Genaro Ruiz, el difunto director del Centro Río Salado Audubon, quien fue un destacado defensor y querido amigo de la comunidad del sur de Phoenix, y cuyo ave favorita también resultó ser un colibrí.

Este artículo fue traducido al español por María "Fernanda" Torres Maqueda.